La batalla de Ceriñola

armas de Gonzalo Fernández de Córdoba, El Gran Capitán, a 
la caída de la tarde del 28 de abril de 1503 en las afueras de la 
ciudad de Ceriñola (Italia). Aquel enfrentamiento, con la sabia 
dirección del general, se convirtió en principio y modelo del 
nuevo arte de la guerra del Renacimiento. Por primera vez la 
combinación de distintas fuerzas de infantería conseguía vencer 
al cuadro compacto de piqueros suizos y a la caballería pesada 
francesa. La novedosa utilización de mangas de arcabuceros, la 
disposición de las tropas en el terreno más favorable y la mejora 
de las defensas naturales permitieron al Gran Capitán dirigir el 
combate con el temple preciso para cada momento. La lucha 
fue breve y muy cruenta. Entre la multitud de bajas galas 
también estaba su general, el duque de Nemours, Luis de 
Armagnac, que hasta entonces encarnaba la prestancia del 
hombre de armas francés. 
En este cuaderno se ofrece una versión de los hechos ilustrada 
por Pasquale Bufano que nació precisamente en Ceriñola y que 
conoce muy bien el lugar de la batalla. Este combate sigue 
siendo asignatura obligada en las más prestigiosas academias 
de guerra.