El barranco del Lobo y la Semana Trágica
Referencia: 0207202206
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En julio de 1909, España se enfrentó de nuevo a una encrucijada. Por un lado, en el reciente Tratado de Algeciras las potencias europeas le habían “otorgado” un protectorado sobre el norte de Marruecos. Por otro, un Ejército todavía dolido por la culpa vertida sobre él tras la pérdida de Cuba y Filipinas trababa desesperadamente de reconstruir su prestigio a pesar de la escasez de fondos que recibía. Estas eran las circunstancias cuando el Gobierno decidió reaccionar a las escaramuzas que se venían sucediendo con los rifeños desde primeros de julio enviando tropas de reemplazo. Fue un error. Un sistema de reclutamiento injusto, el miedo a las consecuencias físicas de la guerra y la agitación social de la época hicieron que un sentimiento de rebeldía se extendiera por toda España. Numerosos partidos –socialistas, anarquistas, republicanos radicales, la Lliga e incluso los liberales– se opusieron al Gobierno conservador de Maura. Algunos promoviendo una huelga general, otros desencadenando un alzamiento, en Barcelona, el día 26 de julio, que se descontroló y desembocó en la Semana Trágica, que se saldaría con más de un centenar de civiles muertos y una dura represión gubernamental. Las desgracias, se dice, nunca llegan sola. Al día siguiente, una serie de errores militares provocaron el desastre del barranco del Lobo, en el que unos quinientos de aquellos reservistas fueron muertos y heridos por los rifeños, sembrando el estupor en una sociedad que, de repente, se vio al borde de un nuevo 98.