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La Laureada de Syniavino refiere al hecho de armas en el que tomó parte el II/269 de la División Azul contra tropas soviéticas calculadas en cuatro regimientos que intentaron romper las líneas alemanas entre Schülsselburg y la población de Lipka, en la orilla del lago Ladoga para penetrar en territorio alemán y capturar el importante núcleo ferroviario que suponía la ciudad de Mga. Los alemanes fueron desbordados y pidieron ayuda a la División Azul que les envío a su mejor batallón: el II/269. Este salió de posición en el cerco de Leningrado para pasar a defender la zona de avance de la infantería soviética cerca de Poselok y sobre las alturas de Syniavino donde estabilizaron el progreso de la infantería soviética a partir del 22 de enero de 1943. Salvador Masip Bendicho era capitán de la 7ª compañía del II/269 y murió en combate al mando de su compañía y tras recibir varias heridas que acabaron costándole la vida. Estos hechos le valieron para obtener a título póstumo la Cruz Laureada de San Fernando en 1944. José Viladot narra estos hechos, su contexto histórico-militar así como el juicio contradictorio que se hizo para la concesión de la Cruz Laureada. Junto a los textos de Viladot tenemos textos de apoyo de Carlos Caballero, Francisco García-Izquierdo y Antonio Manuel Vázquez. En los anextos tenemos tanto otro texto de José Viladot sobre las Hermandades de la División Azul como la relación de bajas de la acción según los estadillos hechos al final de la acción de guerra.
Boudica. Solo su mención trasciende la Historia. Menos Conocida que otros importantes personajes femeninos de la Antigüedad, como Cleopatra o Zenobia, no ha sido obstáculo para que sus hazañas pervivieran durante milenios hasta convertirse en leyenda. El símbolo femenino del valor y la lucha por la libertad en Britania. Boudica, soberana por derecho de los icenos, uno de los más importantes pueblos que habitaban la lejana Albión (la “isla blanca”, como era conocida hasta ese momento), lideró también a otros muchos frente a la ocupación romana. La lejana Britania había conseguido mantenerse ajena a la ambición romana hasta mediados del s. I aC, pero en el 61 dC, los pueblos que aún se resistían a la ocupación acumulaban ya cerca de dos décadas de enfrentamientos continuos con las legiones de Roma. Boudica se convirtió en una figura de renombre por méritos propios. Una reina cuyo coraje y valentía hicieron temblar al todopoderoso Imperio romano. Nunca antes sus legiones tuvieron que enfrentarse a un ejército dirigido por una mujer, y no hay duda de que jamás lo olvidaron.