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La conquista de la ciudad de Acoma (la milenaria ciudad del cielo de los indios Queres construida sobre una inmensa roca de más de cien metros de altura) por las huestes de Juan de Oñate en Nuevo México, constituye una hazaña imperecedera y una de las más increíbles acciones militares desarrollada por soldados españoles. Para un observador del siglo XXI, lo ocurrido podría ser tachado de atrocidad motivada por un deseo de venganza. Para una persona del siglo XVI, fue un acto de justicia y un merecido castigo por haber asesinado los indios a trece soldados sin que mediara provocación alguna. Justicia y venganza son conceptos coyunturales que no se pueden descontextualizar en el tiempo sino situarlos en el momento histórico de los hechos que se pretende estudiar. Sin embargo, las gestas heroicas trascienden la temporalidad y la victoria española en Acoma, protagonizada por las tropas de Oñate, pertenece ya a la inmortalidad.
Boudica. Solo su mención trasciende la Historia. Menos Conocida que otros importantes personajes femeninos de la Antigüedad, como Cleopatra o Zenobia, no ha sido obstáculo para que sus hazañas pervivieran durante milenios hasta convertirse en leyenda. El símbolo femenino del valor y la lucha por la libertad en Britania. Boudica, soberana por derecho de los icenos, uno de los más importantes pueblos que habitaban la lejana Albión (la “isla blanca”, como era conocida hasta ese momento), lideró también a otros muchos frente a la ocupación romana. La lejana Britania había conseguido mantenerse ajena a la ambición romana hasta mediados del s. I aC, pero en el 61 dC, los pueblos que aún se resistían a la ocupación acumulaban ya cerca de dos décadas de enfrentamientos continuos con las legiones de Roma. Boudica se convirtió en una figura de renombre por méritos propios. Una reina cuyo coraje y valentía hicieron temblar al todopoderoso Imperio romano. Nunca antes sus legiones tuvieron que enfrentarse a un ejército dirigido por una mujer, y no hay duda de que jamás lo olvidaron.