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La historia de Polonia en los siglos XVIII y XIX es la crónica de un drama nacional. Lejos quedaba la gloria de aquel poderoso reino capaz de interferir en la elección de zares, que ahora, se postrada a los pies de sus enemigos por las grietas de su caduco sistema político y la avaricia desmedida de sus propios aristócratas. En 1795 Polonia era borrada del mapa de Europa. Sin embargo, la desaparición de un Estado polaco independiente no significó la rendición de su indómito pueblo, para el que la figura de Napoleón encarnaría todas sus ansias de libertad nacional. Los soldados polacos de Napoleón combatirían a los enemigos de la patria desde las tórridas junglas de Santo Domingo hasta la gélida estepa de Rusia con tal fiereza que su fama quedaría tan grabada en la memoria de sus enemigos. Se dice que el último sonido que se escuchó en Waterloo fue el de una corneta polaca que llamaba a una postrera y desesperada carga del Escuadrón del Elba para proteger la huida de Napoleón, su emperador.
Boudica. Solo su mención trasciende la Historia. Menos Conocida que otros importantes personajes femeninos de la Antigüedad, como Cleopatra o Zenobia, no ha sido obstáculo para que sus hazañas pervivieran durante milenios hasta convertirse en leyenda. El símbolo femenino del valor y la lucha por la libertad en Britania. Boudica, soberana por derecho de los icenos, uno de los más importantes pueblos que habitaban la lejana Albión (la “isla blanca”, como era conocida hasta ese momento), lideró también a otros muchos frente a la ocupación romana. La lejana Britania había conseguido mantenerse ajena a la ambición romana hasta mediados del s. I aC, pero en el 61 dC, los pueblos que aún se resistían a la ocupación acumulaban ya cerca de dos décadas de enfrentamientos continuos con las legiones de Roma. Boudica se convirtió en una figura de renombre por méritos propios. Una reina cuyo coraje y valentía hicieron temblar al todopoderoso Imperio romano. Nunca antes sus legiones tuvieron que enfrentarse a un ejército dirigido por una mujer, y no hay duda de que jamás lo olvidaron.