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Boudica. Solo su mención trasciende la Historia. Menos Conocida que otros importantes personajes femeninos de la Antigüedad, como Cleopatra o Zenobia, no ha sido obstáculo para que sus hazañas pervivieran durante milenios hasta convertirse en leyenda. El símbolo femenino del valor y la lucha por la libertad en Britania. Boudica, soberana por derecho de los icenos, uno de los más importantes pueblos que habitaban la lejana Albión (la “isla blanca”, como era conocida hasta ese momento), lideró también a otros muchos frente a la ocupación romana. La lejana Britania había conseguido mantenerse ajena a la ambición romana hasta mediados del s. I aC, pero en el 61 dC, los pueblos que aún se resistían a la ocupación acumulaban ya cerca de dos décadas de enfrentamientos continuos con las legiones de Roma. Boudica se convirtió en una figura de renombre por méritos propios. Una reina cuyo coraje y valentía hicieron temblar al todopoderoso Imperio romano. Nunca antes sus legiones tuvieron que enfrentarse a un ejército dirigido por una mujer, y no hay duda de que jamás lo olvidaron.
Al final de sus días, Alejandro Magno había redibujado el mapa del mundo antiguo creando un imperio que se extendía desde el mar Adriático hasta el subcontinente indio. Sin embargo, su éxito no fue solo fruto de su propio genio y de su gran ímpetu, sino que se cimentó en décadas de esfuerzo y guerras llevadas a cabo por su padre, Filipo II de Macedonia. La historia ha retratado al progenitor de Alejandro como un anciano de un solo ojo cuyo asesinato permitió a su hijo acceder al poder, pero él representaba algo mucho más importante. A través de décadas de luchas y una inteligente y sutil diplomacia, Filipo logró unificar su país y conquistar Grecia. A su muerte, Alejandro heredó todo en el momento perfecto para lograr una gloria aún mayor, y así convertirse en uno de los grandes personajes de todos los tiempos. Adrian Goldsworthy, uno de los más reconocidos historiadores del periodo, describe con su habitual maestría cómo Filipo y Alejando transformaron un reino débil del norte de Grecia en un imperio global para, así, cambiar el curso de la historia para siempre.