Noviembre de 1941 fue un momento crucial en la campaña del Desierto Occidental. En aquel momento los enfrentamientos tenían lugar en un entorno completamente mecanizado, y el número de blindados disponibles constituía un elemento de capital importancia en el resultado final de una batalla.
No obstante, otros factores influían notablemente sobre el desarrollo de las operaciones, hasta el punto de compensar las diferencias numéricas: la disponibilidad de líneas fluidas de aprovisionamiento, la adecuada logística de los suministros, el trabajo de mantenimiento y recuperación de los vehículos averiados, las diferencias de doctrina táctica entre británicos y alemanes, o las ventajas operativas de los blindados multipropósito de la Wehrmacht frente a los especializados carros británicos.
La operación Crusader fue el ejemplo ilustrativo de la influencia conjunta de todos estos elementos, hasta el punto que el resultado final de la batalla estuvo pendiente de un hilo durante casi tres semanas, con alternativas de victoria para ambos contendientes, y que finalmente se decantó por el lado británico debido a una mezcla desigual de errores, aciertos y golpes de fortuna, pero sobre todo gracias a la influencia del particular liderazgo ejercido por cada uno de los dos generales enfrentados: Auchinleck y Rommel.
Ficha técnica
- Autor
- Santiago R. Gómez García