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Michael Jones nos lleva a lo largo del camino que el ejército soviético siguió de Stalingrado a Berlín, en unas campañas que costaron la vida de millones de soldados. Su propósito no es contarnos de nuevo estos combates, sino ahondar en las experiencias íntimas de unos hombres que descubrieron el horror del holocausto al llegar a Auschwitz y que reaccionaron después con una atroz violencia, cuando se adentraron en suelo alemán. ¿Cómo explicar esta combinación de heroísmo en el campo de batalla y de brutalidad con la población civil vencida? Jones trata de entender a estos soldados a partir de las historias individuales de una serie de ellos, desde Vladimir Antokolsky, que perdió su vida en Stalingrado, hasta el teniente Kovalev, que colocó la bandera roja en el edificio del Reichstag, pero que recuerda con amargura los crímenes que cometió. Sus experiencias, reconstruidas a partir de diarios, cartas y entrevistas, nos permiten ver la guerra desde otra perspectiva, la de su trasfondo humano.
Boudica. Solo su mención trasciende la Historia. Menos Conocida que otros importantes personajes femeninos de la Antigüedad, como Cleopatra o Zenobia, no ha sido obstáculo para que sus hazañas pervivieran durante milenios hasta convertirse en leyenda. El símbolo femenino del valor y la lucha por la libertad en Britania. Boudica, soberana por derecho de los icenos, uno de los más importantes pueblos que habitaban la lejana Albión (la “isla blanca”, como era conocida hasta ese momento), lideró también a otros muchos frente a la ocupación romana. La lejana Britania había conseguido mantenerse ajena a la ambición romana hasta mediados del s. I aC, pero en el 61 dC, los pueblos que aún se resistían a la ocupación acumulaban ya cerca de dos décadas de enfrentamientos continuos con las legiones de Roma. Boudica se convirtió en una figura de renombre por méritos propios. Una reina cuyo coraje y valentía hicieron temblar al todopoderoso Imperio romano. Nunca antes sus legiones tuvieron que enfrentarse a un ejército dirigido por una mujer, y no hay duda de que jamás lo olvidaron.