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El sábado 16 de diciembre de 1944 Hitler inició su ?última jugada? en los bosques nevados de las Ardenas. Su intención era realizar un ataque por sorpresa que, avanzando hacia Amberes, dividiese los ejércitos aliados e hiciese posible infligirles una severa derrota: un nuevo Dunquerque que cambiase el curso de una guerra que había llegado a una situación angustiosa, con los ejércitos soviéticos avanzando en suelo alemán. El ataque, en el que intervendrían dos ejércitos blindados, se complementaba con la actuación en la retaguardia de un comando de soldados alemanes, con uniformes y vehículos norteamericanos. Como hiciera en Stalingrado, Beevor consigue aquí combinar una visión épica de la que fue la mayor batalla de la guerra en el frente occidental ?una batalla librada en condiciones extremas, que llegó a implicar a un millón de hombres y en la que los dos bandos cometieron crímenes brutales- con una aproximación directa al heroísmo, el miedo y el sufrimiento de los seres humanos.
En abril de 1944, el Heeresgruppe Südukraine de Ferdinand Schörner se encontraba en una situación crítica, asfixiado por el imparable empuje del Ejército Rojo desde el este y abocado a definir sobre la marcha nuevas líneas de contención que permitieran, al menos, ganar tiempo y planificar un repliegue organizado hacia el corazón del Reich. Aquella primavera, la apisonadora soviética puso sus ojos en la Rumanía de Antonescu y, concretamente, en los pozos petrolíferos de Ploieşti, una de las pocas fuentes de combustible que aún nutría a la Panzerwaffe.
Boudica. Solo su mención trasciende la Historia. Menos Conocida que otros importantes personajes femeninos de la Antigüedad, como Cleopatra o Zenobia, no ha sido obstáculo para que sus hazañas pervivieran durante milenios hasta convertirse en leyenda. El símbolo femenino del valor y la lucha por la libertad en Britania. Boudica, soberana por derecho de los icenos, uno de los más importantes pueblos que habitaban la lejana Albión (la “isla blanca”, como era conocida hasta ese momento), lideró también a otros muchos frente a la ocupación romana. La lejana Britania había conseguido mantenerse ajena a la ambición romana hasta mediados del s. I aC, pero en el 61 dC, los pueblos que aún se resistían a la ocupación acumulaban ya cerca de dos décadas de enfrentamientos continuos con las legiones de Roma. Boudica se convirtió en una figura de renombre por méritos propios. Una reina cuyo coraje y valentía hicieron temblar al todopoderoso Imperio romano. Nunca antes sus legiones tuvieron que enfrentarse a un ejército dirigido por una mujer, y no hay duda de que jamás lo olvidaron.