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En medio de lo que podría parecer un desinterés casi absoluto hacia los temas paganos en el arte, en la España del siglo XVI surge, bajo el patrocinio directo del rey Felipe II y la influencia de un grupo de humanistas, un programa decorativo único: la ornamentación de la Galera Real de don Juan de Austria, nave capitana de la Santa Liga en la batalla de Lepanto (1571). Esta obra es la versión divulgativa y actualizada de la tesis doctoral de la misma autora, Descripción de la Galera ôReal" de Don Juan de Austria: comentarios y edición crítica de la obra del maestro Juan de Mal-Lara, documento excepcional para conocer uno de los programas mitológicos más significativos -y desconocidos- del arte español de todos los tiempos. Construida en Barcelona y decorada en Sevilla entre 1569 y 1571, en la Real trabajaron los más destacados artistas de su tiempo. Gracias a una profunda investigación documental, se amplía el panorama artístico español del siglo XVI con la inclusión de, por ejemplo, pintores de la talla de Pedro de Villegas y Antonio de Arfián y de la fama del escultor Juan Bautista Vázquez
Boudica. Solo su mención trasciende la Historia. Menos Conocida que otros importantes personajes femeninos de la Antigüedad, como Cleopatra o Zenobia, no ha sido obstáculo para que sus hazañas pervivieran durante milenios hasta convertirse en leyenda. El símbolo femenino del valor y la lucha por la libertad en Britania. Boudica, soberana por derecho de los icenos, uno de los más importantes pueblos que habitaban la lejana Albión (la “isla blanca”, como era conocida hasta ese momento), lideró también a otros muchos frente a la ocupación romana. La lejana Britania había conseguido mantenerse ajena a la ambición romana hasta mediados del s. I aC, pero en el 61 dC, los pueblos que aún se resistían a la ocupación acumulaban ya cerca de dos décadas de enfrentamientos continuos con las legiones de Roma. Boudica se convirtió en una figura de renombre por méritos propios. Una reina cuyo coraje y valentía hicieron temblar al todopoderoso Imperio romano. Nunca antes sus legiones tuvieron que enfrentarse a un ejército dirigido por una mujer, y no hay duda de que jamás lo olvidaron.